domingo, 26 de abril de 2020

I want you to love me

FIONA APPLE  (I want you to love me)

Fiona Apple ha vuelto tras ocho años de silencio discográfico para reafirmarse como la artista de culto que viaja al fondo de sí misma y extrae esas formas cambiantes con que, partiendo de pulsiones permanentes, se reviste el tejido emocional humano.
Nacida en Nueva York en 1977, Fiona Apple quiso con Tidal (1996) enfrentar problemas de autoestima y un episodio de violación a los doce años. Los arreglos avivan la atmósfera difusa que sirve de marco a las confesiones de su voz, de raíces en el jazz.
La canción ‘Criminal' se presentó con un vídeo perturbador y el álbum consiguió un Grammy. "La vida es una mierda" y "Sed vosotros mismos", dijo al recogerlo, lo cual anticipaba que sus tres discos siguientes serían, como ella, libres e impredecibles.
En Fetch the bolt cutters (2020), quinto album de su carrera, Fiona Apple renueva su maestría al piano, pero al mismo tiempo hace de su casa, paredes y suelo incluidos, material para crear la insólita sonoridad musical que da cuerpo a textos audazmente sinceros.

(He esperado muchos años / El rastro que dejé en el camino / Me ha traído aquí / Pero el año que vine quedará claro / A lo que todo esto me llevaba / Y espero que para entonces / Tú me ames / Me muevo con los árboles en la brisa / Sé que el tiempo es elástico / Y sé que cuando me vaya / Todas mis partículas se disolverán y dispersarán / Y volveré como un latido / Y sé que a la larga nada de esto importa / Pero sé que un sonido sigue siendo un sonido…)

sábado, 18 de abril de 2020

Epitaph

KING CRIMSON (Epitaph)

Robert Fripp reunió a principios de 1969 a un grupo de extraordinarios músicos, que, dando comienzo a King Crimson, realizaron ese mismo año un álbum singularizado tanto por su contenido musical y temático, como por un impactante diseño de portada.
Junto a él, Greg Lake (bajo), Ian MacDonald (mellotron, viento), Michael Giles (batería) y el letrista Pete Sinfield firmaban In the court of the Crimson King (1969), entrelazando capas de rock abrasivo y elementos de jazz atonal y psicodelia sinfónica.
El disco se abre con ‘21st Century Schizoid Man’, preludio del aire de amenaza que sostiene todo él, y ni siquiera disipan los aires dulcemtente pastorales que acompañan a la voz melodiosa de Greg Lake en temas como ‘I talk to the wind’ o  ‘Epitah’.
La carátula, representando el poder deformante del miedo, daba envoltura completa a una obra en la que Robert Fripp había buscado trasladar influencias de los Beatles, Jimi Hendrix y Miles Davis, artistas que sabían adelantar el futuro.

(El muro que el que escribieron los profetas se está resquebrajando por sus costuras / En los instrumentos de muerte resplandece la luz del sol / Cuando todos están desquiciado por pesadillas y sueños /¿No habrá alguien que ponga una corona de laurel cuando el silencio ahogue los gritos? / La confusión será mi epitafio / Mientras me arrastro por un sendero agrietado y deshecho / Si salimos adelante, nos sentaremos a descansar y reír / Pero me temo que mañana estaré llorando)


miércoles, 8 de abril de 2020

For the good times

AL GREEN (For the good times)

Al Green (Forrest City, Arkansas, 1947) participó en agrupaciones vocales de adscripción soul aún niño, pero a los dieciséis años, militando en The Creation con compañeros de colegio, ya le había ganado la expresividad musical y temática del rythm & blues.
Al Green terminó forjando una voz en falsete única que, estando él de gira en 1969 por Tejas, maravilló a Willie Mitchell, productor y vicepresidente de Hi Records, cuyos arreglos de viento y cuerda disponen a la fuerza cinemática y emocional de las canciones.
La asociación entre ambos duró casi una década, resultando una serie de álbumes que, como Let’s stay together (1972) y I’m still in love with you (1972), son obras maestras. En el segundo se hallaba ‘For the good times’, una canción de Kris Kristofferson.
La interpretación de Al Green se cuenta entre otras de grandes ilustres, Elvis Presley incluido. La canción sumó a su enorme popularidad, intacta hasta que, después del álbum The Belle (1977), el dedo de dios le señalara para ser pastor de la iglesia.

(No te pongas tan triste / Ya sé que se ha acabado / Pero la vida continúa /Y  este viejo mundo seguirá dando vueltas / Pongámonos contentos / Tuvimos un tiempo de compartir juntos / No hace falta mirar los puentes / Que iban quemándose / Reposa tu cabeza en mi almohada / Tu cuerpo, de calidez y ternura / Ponlo junto al mío / Oye el susurro de las gotas de lluvia / Que sacuden la ventana / Y haz como si me quisieras otra vez)