miércoles, 23 de septiembre de 2020

Take a walk on the wild side

SUZANNE VEGA (Take a walk on the wild side) 

Desde su debut discográfico en 1985, bajo la corriente de moderno folk urbano, Suzanne Vega ha enriquecido su repertorio con experiencias y observaciones extraídas de la ciudad que, como Frank Sinatra cantaba en 'New York, New York', nunca duerme. 
Lo ilustran canciones notables ('Marlene on the wall', 'New York is my destination'…), pero especialmente Beauty & Crime (2007), un álbum centrado en el mapa emocional que para la cantante representan algunas calles, rincones o seres de la Gran manzana. 
Y después de rendir homenaje en 2016 a Carson McCullers, la novelista que vivió en la calle Broadway, Susan vuelve con An evening of New York songs and stories (2020), disco grabado en vivo y aire íntimo en el elegante Café Carlyle neoyorkino. 
La acompañan tres músicos ajustándose con sobriedad a las nuevas versiones con que ella renueva su aprecio por la ciudad en la que en 1978 una actuación de Lou Reed en la Universidad de Columbia la despertó al arte del rock & roll. 
 
(Holly llegó de Miami, en Florida / Viajó a dedo por todo EE.UU. / En el camino se depiló las cejas / Se afeitó las piernas y, así, él se hizo ella / Y decía: ‘Eh, cariño, date una vuelta por el lado salvaje' / Candy venía de Long Island / En el reservado era de todos la querida / Pero nunca perdió la cabeza... / Y ella decía: ‘date una vuelta por el lado salvaje’ / Y las chicas de color canturreaban ‘doo doo doo’)
 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Song to the siren

TIM BUCKLEY  (Song to the siren)

Tim Buckley fue un artista que, permaneciendo radicalmente fiel al inconformismo y libertad del creador, produjo una obra de gran autenticidad y valor experimental, cualidades que paradójicamente lo fueron alienando del reconocimiento del gran público.
Tim Buckley empezó, sin embargo, en el folk-rock tradicional con un disco epónimo de 1966 para el sello Elektra que tuvo excelente continuación en Goodbye and Hello (1967). Pero el duende de la perfección lo fue empujando a la experimentación y el vanguardismo.
Algo patente en Lorca (1970), su quinto álbum, en el que el gran instrumento de su voz se mueve, entre alternancia de ritmos y escalas cromáticas, como un vivo clamor. Casi simultáneamente apareció Starsailor (1970), una obra inigualable y extrema.
Tim Buckley alcanza aquí el vértice de la deconstrucción vocal y de la indagación en el campo de la disonancia. En la canción ’Song to the siren’, de las más hermosas que escribiera, se presenta como el Ulises aventurero que cae seducido bajo el canto de la sirena.
 
(Largo tiempo a flote en la soledad de los océanos / Hice todo lo que pude por sonreír / Hasta que tus dedos y ojos cantores / Me empujaron amorosamente a tu isla / Tu canto decía: Ven a mí, ven a mí / Deja que te estreche entre mis brazos / Estoy aquí, estoy aquí, para ser tu sostén / ¿Acaso soñé que yo estaba en tus sueños? / ¿Era yo la liebre y tú el zorro? / Iluso, mi barco se halla varado / Roto de desamor entre tus rocas)
 

martes, 1 de septiembre de 2020

Sixty years on

ELTON JOHN (Sixty years on) 

Elton John tenía quince años en 1962, pero ya la pasión musical lo llevaba a actuar regularmente  de pianista de hotel. En 1965 daba el salto a los clubes londinenses enrolado en Bluesology, un grupo que acabaría siendo la banda de Long John Baldry.
La buena estrella de Elton John propició en 1967 su encuentro con Bernie Taupin, el poeta que escribiría las letras de sus canciones durante casi tres décadas. La ocasión fue un anuncio en la revista NME de la discográfica Liberty solicitando jóvenes de talento.
El público reconocería finalmente su trabajo conjunto en ‘Lady Samantha’, canción incluida en Empty Sky (1969), un álbum que publicó el sello menor DJM. Pero nada presagiaba que Elton John (1970) abriría a su autor definitivamente las puertas del éxito.
Contribuyeron a ello la producción de Gus Dudgeon y los arreglos de Paul Buckmaster, que sumaban suntuosamente al poder emotivo de la voz y el piano de Elton y al ánimo de Bernie por escribir alegorías del porvenir.

(¿Quién me acompañará a la iglesia a los sesenta años / Cuando el perro andrajoso que me dieron lleve diez años en la tumba? / Señorita, toco la guitarra, la toco sólo para usted / El rosario se me ha roto y sus cuentas se han desparramado / Has colgado el chaquetón y has puesto la pistola a un lado / Sabes que la guerra por la que luchaste no fue ninguna broma...  / No tengo ganas de seguir viviendo sesenta años / Me sentaré a tu lado a hablar y dejar que tus ojos revivan de nuevo)